A.K.A.

Persona, mujer, 30...es la versión corta. La versión ampliada, es que soy compleja, y me agrada serlo. Soy seria pero infantil, triste pero alegre, exigente pero tolerante, creo que los extremos abundan en mi vida. Comencé este blog porque hay muchas ideas fijas en mi mente y necesito que salgan de alguna manera, digamos que este espacio será mi terapista personal.

lunes, 25 de diciembre de 2006

La sonrisa que salvó la Navidad

Mi Navidad no iba muy bien que digamos, primero mi acostumbrada fobia a estas fiestas, lo que le pasó a mi hermano y el debacle de la doble celebración.
La pequeñisima esperanza que guardaba, pero me negaba a aceptar, se estaba esfumando; entonces me pasó algo muy curioso.

Iba en el ómnibus, regresando a casa y tan concentrada en mi miseria personal que no me di cuenta de la persona que estaba sentada a mi lado,... un niño. El pequeñín tendría unos 7 a 9 años e iba sólo, parecia de pobre condición y note que me observaba y me observaba...cuando me voltee para mirarlo un poco fastidiada por su insistencia, solo me sonrió y antes de bajar de ómnibus, de la nada, me abrazó y me dijo "feliz navidad".

Me quedé allí, sentada e inmóvil, el peso enorme que sentía desde hacía días se hizo de pronto más liviano.

Aquel niño me dio un regalo inesperado, no sé como lo logró y no lo entiendo bien aún, pero con ese gesto me devolvió un poquito de lo que andaba buscando, le dio un significado a esta Navidad: su sonrisa.

El marcianito verde contraataca

En mi niñez me fue difícil adaptarme a los nuevos grupos sociales porque siempre me percibí diferente a los demás. Con los únicos que fui libre de expresarme eran mi familia y mis pocos amigos, aunque nunca totalmente.
Solía pensar que era un marciano, un marcianito verde. Un ser de otro planeta tan verde, con una gran cabeza, ojos enormes y que hablaba un idioma ininteligible a los humanos (hasta le hice un poema); y me decía que esa era la razón por la que era incapaz de entender a los demás y de hacerlos aceptarme.
Creciendo aprendí a actuar, para poner encajar, actuaciones dignas del Oscar... Y el marcianito de mi infancia quedó en el pasado.

Ayer por la noche celebramos la Navidad y mi cumpleaños, caen el mismo día. Y por primera vez en mi vida me sentí fuera de lugar en mi propia casa, absolutamente sola rodeada de todos.
En mi cabeza sabía que eran fiestas y que debería celebrar, pero en mi alma no encontraba el significado sólo vacío, y perdí mis dones actorales, no pude representar mi papel. Esa realidad me puso tan triste.

El marcianito verde de mi infancia regresó.

domingo, 24 de diciembre de 2006

Emergencia Navideña


Desperté con una noticia preocupante, mi hermano que trabaja en Asia, tuvo un problemón.
Resulta que le robaron todas sus tarjetas de crédito y está varado en Asia sólo y sin un centavo.
Obviamente estas noticias me despertaron de mi indiferencia navideña tranformándola en pánico navideño.
Y el banco, el bendito banco no quiere decirme el saldo para saber si ¿le han robado o no? ¿Pero que clase de banco no auxilia a sus clientes?
Demonios!, estoy bastante molesta y preocupada.
Mi hermanito no es un niño, pero no me gusta que pase por estas cosas, aunque haya actuado irresponsablemente con sus tarjetas. Soy una hermana sobreprotectora.
¡Vaya Víspera Navideña!..., y ahí va otro punto negativo en mi lista de acontecimientos papanoelinos.



sábado, 23 de diciembre de 2006

Ya llega la Navidad...Obladi, oblada?



Ya llega, se acerca lentamente la fiesta que más amo odiar...
La ocasión merece una tierna historia de Navidad...y dice así:

"Había una vez hace muchos años una niña que amaba la Navidad, que colocaba el niño Jesús en su cuna a las doce de la noche y que esperaba contando las horas para la llegada de Santa, que dulces tiempos...pero un día esa pequeña sufrió lo peor que puede pasarle a un niño, creció. De pronto sus ojos se abrieron a la realidad de la vida, lejos de los reyes magos, los santas y los renos; y no había hechizos ni magia que la curaran o la volvieran en el tiempo. La Navidad como la había conocido nunca regresaría. Fin?"

Desde que soy un adulto, estas fiestas siempre han tenido un sabor agridulce.

A veces simplemente detesto que se acerquen, odio la hipocresía de la época, el mercantilismo, el capitalismo y la globalización...blablabla

A veces espero que pasen lo más rápido posible; cuanto más rápido, menos dolor.

A veces tengo una gotita de esperanza, en mi afán de encontrarle un nuevo significado personal y social a estos días, ¿si lo logro? .....

Y como este año, a veces me es totalmente indiferente, no quiero pensar en estas fiestas como tal, sino como un día más del año.

Lo extrañamente extraño es que mi familia adora la Navidad, mi padre canta con el disco de villancicos que le regalé en una de mis épocas de esperanza no perdida, mi madre prepara la cena navideña y mis abuelos ya armaron el gran nacimiento.

Y yo, no siento nada, escucho las propagandas en la televisión y en la radio las canciones y la gente por las calles hablando del pavo y los regalos, y no me despiertan el mal llamado "espíritu navideño".
Recuerdo cuando nada ni nadie podía impedir mi alegría estos días, cuando aún cantaba villancicos, adornaba el nacimiento, preparaba los regalos y los colocaba bajo el árbol... y por un segundo deseo ,Esa Noche, volver a ser aquella niña.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Retrato del casi suicida

"Cuanto nos aferramos a la vida, y cuanto deseamos luego deshacernos de ella.
Que es esto que se siente en el alma, esta angustia que nos quema el corazón y nos consume con pensamientos e ideas inexplicables.
Estar al borde, es una enfermedad o una situación natural?
Estar al borde del precipicio y desear caer y desear acabar de una vez, ser nada, volvernos nada.

Y lo tenemos tan cerca, tan ridículamente fácil, que sólo alargando la mano...La salida, el final de una vida que quizás no debió ser o quizás nosotros hicimos todo lo posible porque no fuera.
Un sentimiento?, sin edad, sin motivo claro, que está allí esperando a ser despertado por los múltiples monstruos que forman parte de nuestra vida.
Somos débiles, somos patéticos, somos mediocres y cobardes...Si somos todo esto entonces porque continuar, para que seguir?...para quién?
Si no fuera por ese rostro que te sonríe cada mañana, que te dice que te quiere aún cuando tú te odies a tí mismo, que te abraza aún cuando no lo mereces...si no fuera por esa voz dulce al otro lado del teléfono, esa voz confidente y amiga incondicional, esa voz sabia y llena de cariño...
Y esas razones son suficientes para continuar la vida mediocre y patética, fingir que eres un poco feliz y sonreir...sólo por ese rostro y por esa voz; sólo porque ese rostro nunca se ensombrezca y esa voz nunca pierda su dulzura.
El final te llama, te busca, te acecha, pero aún eres capaz de vencerlo, no por tí, pero por otros... la pregunta es, esta pretendida valentía hasta cuando durará?, estas razones hasta cuando serán suficientes?".

Comenzando

Comenzar cualquier cosa es inquietante, incluso un blog, que ocasionalmente será visto por algún ocasional lector...para mí lo es, es algo nuevo, nunca lo hice antes.
Compartir mis ideas, mis pensamientos o mis emociones, como deseo que sea aquí, no lo he hecho jamás. Quizás por eso lo inicié, porque lo necesito.
Mucho de lo que escribiré me pasa o me pasó un día, lo pensé o simplemente lo imaginé.
Mucho de lo que escribiré es lo que creo, lo que odio o lo que amo.
Mucho será sólo algo que muero por compartir.
No son mis memorias o una autobiografía, soy sólo yo tratando de darle un orden a mi incoherencia.