A.K.A.

Persona, mujer, 30...es la versión corta. La versión ampliada, es que soy compleja, y me agrada serlo. Soy seria pero infantil, triste pero alegre, exigente pero tolerante, creo que los extremos abundan en mi vida. Comencé este blog porque hay muchas ideas fijas en mi mente y necesito que salgan de alguna manera, digamos que este espacio será mi terapista personal.

sábado, 23 de diciembre de 2006

Ya llega la Navidad...Obladi, oblada?



Ya llega, se acerca lentamente la fiesta que más amo odiar...
La ocasión merece una tierna historia de Navidad...y dice así:

"Había una vez hace muchos años una niña que amaba la Navidad, que colocaba el niño Jesús en su cuna a las doce de la noche y que esperaba contando las horas para la llegada de Santa, que dulces tiempos...pero un día esa pequeña sufrió lo peor que puede pasarle a un niño, creció. De pronto sus ojos se abrieron a la realidad de la vida, lejos de los reyes magos, los santas y los renos; y no había hechizos ni magia que la curaran o la volvieran en el tiempo. La Navidad como la había conocido nunca regresaría. Fin?"

Desde que soy un adulto, estas fiestas siempre han tenido un sabor agridulce.

A veces simplemente detesto que se acerquen, odio la hipocresía de la época, el mercantilismo, el capitalismo y la globalización...blablabla

A veces espero que pasen lo más rápido posible; cuanto más rápido, menos dolor.

A veces tengo una gotita de esperanza, en mi afán de encontrarle un nuevo significado personal y social a estos días, ¿si lo logro? .....

Y como este año, a veces me es totalmente indiferente, no quiero pensar en estas fiestas como tal, sino como un día más del año.

Lo extrañamente extraño es que mi familia adora la Navidad, mi padre canta con el disco de villancicos que le regalé en una de mis épocas de esperanza no perdida, mi madre prepara la cena navideña y mis abuelos ya armaron el gran nacimiento.

Y yo, no siento nada, escucho las propagandas en la televisión y en la radio las canciones y la gente por las calles hablando del pavo y los regalos, y no me despiertan el mal llamado "espíritu navideño".
Recuerdo cuando nada ni nadie podía impedir mi alegría estos días, cuando aún cantaba villancicos, adornaba el nacimiento, preparaba los regalos y los colocaba bajo el árbol... y por un segundo deseo ,Esa Noche, volver a ser aquella niña.

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