"Había una vez hace muchos años una niña que amaba la Navidad, que colocaba el niño Jesús en su cuna a las doce de la noche y que esperaba contando las horas para la llegada de Santa, que dulces tiempos...pero un día esa pequeña sufrió lo peor que puede pasarle a un niño, creció. De pronto sus ojos se abrieron a la realidad de la vida, lejos de los reyes magos, los santas y los renos; y no había hechizos ni magia que la curaran o la volvieran en el tiempo. La Navidad como la había conocido nunca regresaría. Fin?"
Desde que soy un adulto, estas fiestas siempre han tenido un sabor agridulce.
A veces simplemente detesto que se acerquen, odio la hipocresía de la época, el mercantilismo, el capitalismo y la globalización...blablabla
A veces espero que pasen lo más rápido posible; cuanto más rápido, menos dolor.
A veces tengo una gotita de esperanza, en mi afán de encontrarle un nuevo significado personal y social a estos días, ¿si lo logro? .....
Y como este año, a veces me es totalmente indiferente, no quiero pensar en estas fiestas como tal, sino como un día más del año.
Lo extrañamente extraño es que mi familia adora la Navidad, mi padre canta con el disco de villancicos que le regalé en una de mis épocas de esperanza no perdida, mi madre prepara la cena navideña y mis abuelos ya armaron el gran nacimiento.
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